jueves, 14 de julio de 2016

Trasformaciones de las Organizaciones


Transformación del negocio producto de la adaptación a las nuevas condiciones del mercado. Evolución del modelo de empresa y nuevas formas organizativas 


Todas las organizaciones pueden mantener relaciones con proveedores, distribuidores, clientes, competidores, organizaciones que desarrollan actividades complementarias, entes públicos e instituciones de carácter social. Mientras que algunas de estas relaciones son relativamente triviales, otras resultan cruciales para las organizaciones implicadas. En términos generales, las relaciones interorganizativas constituyen un fenómeno organizativo de gran alcance en las economías modernas que ha estado proliferando durante las últimas décadas, creciendo a gran velocidad, especialmente desde los años setenta.

Ello ha motivado la aparición de nuevas formas organizativas que se alejan del concepto tradicional de “organización” y que vienen caracterizadas por desarrollar internamente tan sólo aquellas actividades o funciones en las que una organización realmente conserva una ventaja competitiva superior a cualquier otra organización, incluyendo a las que operan en sectores diferentes; el resto de las funciones son subcontratadas a otras organizaciones más eficientes en dichas funciones o son desarrolladas conjuntamente con organizaciones mediante el intercambio de sus recursos y capacidades. (Medina, D. y Medina, R., 2001).Orero, A. y Criado, M. (1998) señalan que como reacción a las nuevas condiciones del mercado, las estructuras organizativas han evolucionado volviéndose progresivamente más distribuidas.

Al mismo tiempo las nuevas tecnologías de la información y comunicación (TIC) han experimentado un desarrollo que posibilita y da soporte a la gestión de este tipo de estructuras. La consecuencia de esta co-evolución es la aparición y el desarrollo de nuevas formas organizativas, que, reorganizando las relaciones de negocio, mejoran las fuentes (internas o externas) de ventaja competitiva.

Criado, M. (2000) plantea que están cobrando especial importancia los acuerdos de cooperación entre organizaciones y el establecimiento de alianzas competitivas sobre cualquiera de las actividades de la cadena de valor. De esta forma, la puesta en común de intereses, recursos y acciones para determinados objetivos, sin que las partes pierdan su identidad corporativa, facilitan la flexibilidad de la organización y mejoran su capacidad para competir, motivando que la estructura se “variabilice” o “virtualice”.

En definitiva, se logran nuevas formas de organización, nacidas de una ruptura de actividad y de la potenciación de las relaciones contractuales, que han sido bautizadas como de forma flexible, variable, virtual o de geometría variable, dado que las relaciones formales y las fronteras de la estructura se difuminan por los efectos de la subcontratación, de la cesión, de las alianzas o de la cooperación de las actividades convencionales.

Estas nuevas formas organizativas pretenden ser más flexibles y eficientes, al eliminar actividades innecesarias, al evitar rigideces, reducir costes estructurales, de coordinación y de control, ganando en cambio en dinamismo, así como en capacidad de adaptación y respuesta al entorno competitivo. Las nuevas formas se configuran como un conjunto de cadenas de valor relacionadas entre proveedores, clientes, competidores, u otras organizaciones.

Figura 1. “Cadena de valor en una estructura virtual” Fuente: Dess, Rasheed, Mclaughlin y Priem (1996)
En este punto es interesante dar a conocer lo que plantea el proyecto UCANet(20002001), el que señala que las nuevas tendencias del Mercado, debido principalmente a la globalización de la economía y a la constitución de grandes bloques económicos, llevan a las compañías a buscar alta flexibilidad, sistemas de rápida respuesta y altos estándares de calidad. Estos retos afectan principalmente a pequeñas y medianas empresas (PYMEs), las cuales sienten una fuerte necesidad de ampliar sus límites de mercado con el fin de mejorar o simplemente de mantener o cubrir la competitividad. Estos problemas y limitaciones empujan a la creación de redes de PYMEs.

En general, una PYME no dispone de los recursos, capacidades y personal necesario para diseñar y producir bienes complejos e innovadores. Por esta razón, su competitividad y la habilidad para alcanzar nuevos mercados y ocuparse de mantenerlos es limitada. Pero, si se considera un grupo de pequeñas y medianas empresas juntas, es posible encontrar capacidades, recursos y personal suficiente para afrontar la fuerte competencia del mercado, incluso con respecto a muchas grandes empresas.

Una Red de Empresas es una alianza estratégica entre compañías independientes para llegar a ser competitivas en nuevos mercados y fabricar nuevos productos en forma conjunta. El término “Red” subraya el hecho de que las empresas actúan como los nodos del sistema y establecen relaciones para proporcionar a los demás información, materiales, componentes y productos. En una Red de Empresas la relación entre nodos (compañías) puede ser de diferentes tipos. En general, una Red de Empresas se queda en un simple acuerdo hasta que el pedido de un cliente la hace trabajar: La Red de Empresas se convierte en una Empresa Virtual.

Orero, A. y Criado, M. (1998) señalan que el concepto de organización virtual puede ser
interpretado como consecuencia de la reconfiguración del negocio inducido por las TIC. (ver figura 2 y figura 3). Algunos de los principios básicos de la teoría y práctica organizativa (como la necesidad de cercanía física de un grupo de individuos y unidades para permitir la coordinación o supervisión, o la necesidad de elegir entre estructura centralizada o descentralizada) están siendo invalidados por la utilización intensiva de las tecnologías de la información. En el caso de mecanismos de vinculación, por ejemplo, tecnologías como el e-mail juegan ahora este papel, haciendo innecesario el uso de determinadas fuerzas o agentes de enlace. En contraste a las necesidades de presencia física, las TIC permiten el diseño de la estructura de la organización virtual, permitiendo que ésta opere como una organización clásica.
Figura 2: Modelo de los cinco niveles de reconfiguración del negocio inducidos por TI. Fuente: Venkatraman (1991)[1]



Figura 3. Formas de desarrollo organizacional
(adaptado de Bleicher (1999) por Orero, A. y Criado, M., 1998)





viernes, 8 de julio de 2016

Funcionamiento de las Organizaciones Virtuales

El correcto funcionamiento de la red exige que los objetivos de cada una de las empresas se definan de forma complementaria, ya que el éxito del sistema virtual solo será posible cuando se satisfagan las necesidades del mercado y las de los propios participantes (p. ej. Fernández Calvo, 1994; Bultje y van Wijk, 1998; Schertler, 1998; Saabeel et al., 2002; Fernández Monroy, 2003).
Una vez ubicado el concepto de virtualidad en el ámbito empresarial, como un tipo de red basado en la interacción entre empresas independientes con objetivos complementarios, el siguiente paso es analizar las dimensiones o variables que caracterizan y gradúan el nivel de virtualidad de los sistemas productivos. Según las ideas apuntadas hasta ahora, el nivel de virtualidad de un sistema aumenta a medida que su apariencia se aleja más de lo que realmente es; por tanto, la virtualidad se relaciona con la dificultad para identificar los agentes participantes en el sistema y comprender sus auténticas aportaciones. El análisis integrado y crítico de las principales propuestas de la literatura -figura 2-, nos ha permitido identificar las siguientes variables como las principales dimensiones que influirán significativamente en el grado de virtualidad de las redes, y que serán tratadas seguidamente: duración de las relaciones, dispersión entre los agentes y papel de las TIC.

Duración de las relaciones

Uno de los aspectos recurrentes en prácticamente todas las definiciones es la creación de los sistemas virtuales como alternativas flexibles de organización de la actividad económica, para satisfacer necesidades específicas de mercado en un entorno caracterizado por elevados niveles de dinamismo e incertidumbre y una alta intensidad de conocimiento. Este hecho es uno de los que justifica que, en la mayoría de propuestas, se considere el carácter temporal de las relaciones entre los agentes independientes, es decir, mientras resulten productivas y beneficiosas (p. ej. Byrne et al., 1993; Coyle y Schnarr, 1995; Amberg y Zimmermann, 1998; Hodge et al., 1998; Jones y Bowie, 1998; Criado Fernández, 2001; Saabeel et al., 2002). En cambio, en aquellos trabajos donde, de manera exclusiva o complementaria, se incluyen agentes procedentes de la misma empresa, o bien suele reconocerse en mayor proporción el posible carácter estable o permanente de las relaciones entre los nodos o agentes de la red (p. ej. Shao et al., 1998; Travica, 1997; Skyrme, 1998; Wassenaar, 1999), o bien directamente desatienden la dimensión temporal (Skyrme, 1995; Preiss et al., 1996; Jansen et al., 1997)
En definitiva, dado que los sistemas virtuales son creados para satisfacer una necesidad específica de mercado, entendemos que este concepto es más puro a medida que las relaciones entre los agentes presenten un carácter más temporal. En este sentido, la virtualidad de los sistemas aumentará al reducirse la estabilidad de las relaciones, ya que se dificultará la identificación y valoración de las aportaciones de los agentes involucrados en la red.

Dispersión entre los agentes

Otra de las dimensiones que se identifica en las propuestas de definición de los sistemas virtuales es la dispersión que presentan sus participantes. Sin embargo, la revisión de la literatura permite identificar que son múltiples las acepciones que puede tomar este concepto.
La que ha recibido un mayor tratamiento, especialmente en los últimos años, es la dispersión geográfica, que atiende a la localización física de los distintos agentes participantes de la red (p. ej. Skyrme, 1995; Travica, 1997; Bultje y van Vijk, 1998; Wassenaar, 1999; Fernández Criado, 2001). A pesar de que la tendencia actual plantea como condición necesaria -para la construcción de sistemas virtuales- la lejanía física de los agentes entre sí (p. ej. Jansen et al., 1997; Travica, 1997; Gebauer y Segev, 1998; Jägers et al., 1998; Shao et al., 1998; Fernández Monroy, 2003), no consideramos que deba ser un requisito esencial, ya que el concepto de sistema virtual se mantiene, independientemente de la localización geográfica de las empresas.

En línea con la dispersión geográfica, desde nuestro punto de vista, no creemos que se deba argumentar que una estructura productiva sea virtual por el hecho de emplear tecnologías de la información para interconectar agentes independientes geográficamente dispersos, si no que son herramientas facilitadoras de la implantación de las redes (Taylor, 1993; Goldman et al., 1995; Noller, 1997). No obstante, como consideramos que la virtualidad es una cuestión de grado, de forma análoga al carácter temporal de las relaciones, planteamos que, cumpliendo las condiciones de independencia jurídica de las entidades organizativas y la complementariedad de sus objetivos, el sistema virtual será más puro cuanto mayor sea la dispersión geográfica de sus agentes.
El concepto de dispersión también se ha aplicado a los fenómenos culturales y funcionales (DeSanctis y Monge, 1999). Sin embargo, creemos que el tratamiento de ambas dimensiones se encuentra incluido en otros aspectos ya analizados. Así, las empresas legalmente independientes implicarán, probablemente, patrones culturales diferentes, por lo que el éxito del sistema virtual descansará en el encaje entre las distintas culturas. En cuanto a la dispersión funcional, ésta se refiere al grado de especialización de los agentes participantes en la red, por lo que su análisis queda integrado dentro de la dimensión denominada complementariedad de objetivos y especificidad de conocimientos. En cualquier caso, mayores niveles de dispersión se corresponderán con una mayor virtualidad de los sistemas.

Tecnologías de la información y las comunicaciones

Sin embargo, uno de los aspectos que más controversia ha despertado entre los investigadores de este campo se refiere al papel que juegan las tecnologías de la información y las comunicaciones en la definición y caracterización de este tipo de sistemas productivos (Fernández Monroy, 2003). El trabajo de Noller (1997) nos permite identificar las distintas funciones que pueden desempeñar los sistemas de información en las organizaciones. Desde una perspectiva eminentemente tecnológica, las tecnologías convierten a las empresas tradicionales en sistemas virtuales, al eliminar la necesidad de su presencia física y las relaciones "cara a cara". En cambio, desde una perspectiva estructural se hace hincapié en la naturaleza de las relaciones entre los distintos agentes, y se asume que las tecnologías de la información son herramientas que facilitan los canales de comunicación y la transferencia de recursos y capacidades complementarios entre los participantes (Taylor, 1993; Goldman et al., 1995; Noller, 1997).

Nuestra concepción de las TIC se aproxima más a esta segunda perspectiva. De este modo, si bien resulta casi imposible comprender la evolución de los sistemas productivos sin las TIC -ya que facilitan la necesaria relación cooperativa entre los participantes y su presentación al mercado como un único agente- éstas no son un requisito necesario para el diseño de sistemas productivos auténticamente virtuales (Fernández Monroy, 2003), si no que deben plantearse como un elemento más a la hora de valorar el nivel de virtualidad que presentan los sistemas productivos.

Ventajas y desventajas

Ventajas competitivas de los sistemas virtuales.

La creciente relevancia del estudio de los sistemas virtuales se centra en la capacidad que éstos tienen para permitir una rápida adaptación a las necesidades del entorno, proporcionando una mayor flexibilidad a la cadena de valor formada por las empresas participantes. Desde este punto de vista, las ventajas competitivas del uso y desarrollo de una red virtual pueden englobarse en dos grandes grupos: 1) agiliza la respuesta a los cambios en las necesidades de los clientes y 2) mejora la eficiencia organizativa.
En cuanto a la agilidad para reaccionar a los cambios, en entornos muy dinámicos el éxito depende fundamentalmente de la rapidez de los procesos de aprendizaje/desaprendizaje. El acceso a los conocimientos de los agentes miembros de la red, favorece este proceso (Khalil y Wang, 2002; Larsen y McInerney, 2002). El carácter sustituible de los distintos agentes que pueden conformar la organización virtual también proporciona flexibilidad a la misma ya que éstos se mantendrán mientras las relaciones sean productivas y beneficiosas (Hodge et al. 1998).
Este tipo de organizaciones consigue menores costes fruto de la especialización de cada uno de los agentes participantes en sus competencias esenciales, lo que supone externalizar ciertas actividades y permite a las empresas incrementar su eficiencia. Adicionalmente, el desarrollo de nuevos negocios o mercados derivados de la utilización de las tecnologías de la información facilita el desarrollo de sinergias organizativas con el consiguiente mejor aprovechamiento de recursos. De esta forma, mediante su participación en la red virtual se permite a las pequeñas y medianas empresas conseguir las mismas ventajas de aquellas organizaciones con un mayor tamaño sin renunciar a su especialización. Así, las empresas más pequeñas comparten no sólo recursos, como infraestructuras o conocimientos, sino también el riesgo de las operaciones (Camarinha-Matos y Afsarmanesh, 2003). Por el contrario, las grandes empresas al externalizar aquellas actividades en las que no están especializadas pueden también conseguir unos menores costes y una mayor flexibilidad.


Ventajas:
Origina una nueva forma de labor: el teletrabajo.
Origina la base para una nueva economía (economía digital).
Fomenta nuevas formas de asociación virtual sin importar la ubicación real de los socios que en ella participan.
Puede estar localizada en cualquier parte del mundo.
Propicia el procesamiento más rápido y eficiente, y aumenta la satisfacción al cliente.
Produce diversas ventajas competitivas.
La interacción con otras empresas para comprar y vender productos entre sí amplía los negocios.
Puede hacer que los clientes y los proveedores intensifiquen sus relaciones y favorezcan  el desarrollo de la empresa virtual.
La empresa virtual puede conocer las tendencias del mercado con la información que  proporcionan sus clientes, a fin de llegar a una oferta personalizada a los mismos.
Reduce costos funcionales y de operación.
Propicia la especialización empresarial.
Incrementa cobertura geográfica en su presencia y operaciones comerciales.  
Favorece el desarrollo de proyectos interdisciplinarios conjuntos e internacionales.
Propicia la incursión de la empresa en mercados especializados.
Propicia la competitividad.

Desventajas:

Baja seguridad informática.
El recurso humano no genera derechos en la empresa.  
Los patrones lo pueden utilizar como excusa para ofrecer salarios bajos.



Organizaciones Virtuales

Características de las Organizaciones Virtuales



El espacio de las comunicaciones electrónicas reemplaza a la oficina para las Organizaciones Virtuales y los estímulos asociados con el espacio físico se intercambian por estímulos comunicativos consolidando la visualización de la organización por la sustitución del mundo cartesiano con el mundo del lenguaje. Como consecuencia, los elementos tangibles de la rutina de trabajo se transmutan en estímulos lingüísticos que alimentan el universo cognitivo de los participantes. Las dos características siguientes hacen posible este paso de lo no virtual a lo virtual:

a)         La interacción entre los miembros de la organizaciónse da, prioritariamente, a través de comunicaciones remotas (DeSanctis & Monge, 1999).

b)        Todos los empleados tienen acceso en tiemporeal a la totalidad de la información de la empresa (Kraut, Syteinfield & Hoaq, 1999). A continuación se analiza el impacto que tienen ambas características en el diseño de una organización.
Comunicaciones remotas y diseño organizativo

Las comunicaciones pueden ser remotas en espacio o en tiempo. Una comunicación es (Kendon, 1967). Asuntos espacio-temporales tales como la decoración, los estímulos sensoriales, el flujo de documentos y la sincronía de la rutina de trabajo, el descanso y la socialización moldean las percepciones humanas, afectando las interpretaciones individuales y colectivas y con ellas los procesos socio-culturales asociados, tales como creación de valores, formación de identidad, lealtad, ejercicio de poder y autoridad, aprendizaje, trabajo en equipo y definición de límites organizacionales (Dennis & Kinney, 1998; Lucas & Baroudi, 1994; Poster, 1990).

 La empresa virtual en la globalización




Las megatendencias: globalización, transnacionalización y regionalización exigen el desarrollo de grandes empresas, las cuales están presentes como grandes monopolios y oligopolios que dan forma al proceso de mundialización actual. Internet es el medio que fortalece las megatendencias y da forma a la mundialización de la economía.

Este gran proceso de mundialización se está ampliando con la incorporación económica regional y subregional, que se ha podido observar con la expansión de la Unión Europea, misma que se ha transformado en la integración regional más poderosa del mundo, con 455 millones de habitantes, que concentran el 28% de la riqueza mundial y tiene posibilidades de una ampliación futura que podría incorporar a Rusia y todos los recursos naturales que tiene Siberia. Lo cual significa transformar a Europa en la región más poderosa del mundo a corto plazo.

Esto significa cambios de paradigmas en la geopolítica y geoeconomía, las transformaciones globales y regionales, implican preocupación para los gobiernos de las otras regiones, particularmente, la región de América Latina, quienes deben entender que el modelo empresarial, sustentado en la virtualidad, puede operar como un instrumento de permite dinamizar la economía nacional y los procesos de integración económica regional y subregional.
La estrategia para llevar adelante la empresa virtual se apoyará en las pequeñas y medianas empresas de los países de la región, a fin de promover la integración regional. Lo anterior proporciona mayores expectativas y oportunidades de inversión, autoempleo y esquemas de teletrabajo, así como producir bienes y servicios de calidad mundial para darle mayor fuerza a la integración regional y subregional, así como para competir en los mercados globales.
Con esta gran visión y contexto de la empresa virtual, se presenta la propuesta de estudio, cuyo objetivo es crear un instrumento de política económica para el desarrollo de los países de la región y de México en particular.
Esta propuesta responde a la exigencia de un nuevo paradigma empresarial deseable en los nuevos modelos de gobiernos que buscan el desarrollo sustentable y con sentido humano, que significa tomar en cuenta la idea de equidad que significa una mejor redistribución de la riqueza.
En este contexto, las universidades, empresas y gobiernos tienen el reto de revisar sus programas de formación, empresariales y de desarrollo, para trabajar en el diseño y rediseño de los mismos, en la idea de elevar niveles y ubicarse dentro de las exigencias de los patrones internacionales de calidad, esto implica, para los sectores citados, favorecer las especializaciones en integración y comercio exterior, y el desarrollo tecnológico, al mismo tiempo que se forman los cuadros ejecutivos y mandos medios, entendido esto como una demanda de reforma organizativa y de mejor calidad de gestión y planeación para el desarrollo local en la globalización.
Por último, la empresa virtual representa la formación de los agentes del cambio de paradigma empresarial que den respuesta a las demandas de una sociedad moderna en los comienzos de este tercer milenio.
Adoptar esta nueva percepción de la realidad contemporánea, originada por la evolución dinámica de las nuevas tecnologías de la información, que ha provocado un proceso de transición de empresa tradicional a empresa virtual, dentro del cual, quienes mejor han aprovechado esta transformación han sido las grandes empresas transnacionales y, como consecuencia, esto ha propiciado que las micro, pequeñas y medianas empresas de los países en vías de desarrollo, busquen también utilizar este instrumento para reducir costos y mejorar la coordinación interna de las mismas; ambas en competencia, dentro del marco de una nueva geografía comercial, inmersas en el concierto internacional y las megatendencias mundializadotas presentes y futuras.
El nuevo paradigma que representan las empresas virtuales, permite desde la óptica financiera, desarrollar un nuevo eje para el impulso de la economía mundial, regional y sub-regional.


jueves, 7 de julio de 2016

Estrategias de la Virtualidad

Estrategias de la Virtualidad 

La reorganización de los sistemas productivos en torno al fenómeno de la virtualidad encuentra soporte teórico en distintas corrientes de pensamiento estratégico, que justifican su potencial para generar ventajas competitivas y rentas superiores. Así, la Teoría de los Costes de Transacción, la Teoría de la Dependencia de Recursos, la Teoría de Recursos y Capacidades y la Teoría del Conocimiento, permiten argumentar teóricamente el proceso de rediseño de los sistemas productivos que se está experimentando en la actualidad.
En un principio, la teoría de los Costes de Transacción defendía la acumulación o desarrollo interno de activos específicos y estratégicos a través de la jerarquía o empresa (Coase, 1937; Williamson, 1975, 1985). Este hecho desafía las teóricas ventajas derivadas de los procesos de virtualización, que suponen el acceso y la explotación de los conocimientos de otras organizaciones con las que se mantienen relaciones para lograr un objetivo común. Sin embargo, la propia evolución de la Teoría de los Costes de Transacción reconoce las limitaciones de acumular las competencias esenciales (Prahalad y Hamel, 1990) a través de la jerarquía, especialmente en condiciones de incertidumbre tecnológica extrema; además, son diversos los trabajos que obtienen resultados empíricos que reconocen este fenómeno (Walker y Weber, 1984, 1987; Balakrishnan y Wernerfelt, 1986; Harrigan, 1986; Robertson y Gatignon, 1998; Sutcliffe y Zaheer, 1998; David y Han, 2004; García Muiña, 2004). Quizá, por ello, se justifique que las empresas acudan, de forma complementaria, a los conocimientos desarrollados por terceros agentes.
Estos argumentos avalan el potencial estratégico de los sistemas organizativos virtuales (Teece, 1998) y enlaza con los argumentos procedentes de la Teoría de la Dependencia de Recursos (Aldrich y Pfeffer, 1976; Pfeffer y Salanzick, 1978), que apuestan por la necesidad de complementar, en este contexto de complejidad y dinamismo, las competencias propias de una empresa con aquéllas desarrolladas por otras. El hecho de que diversas organizaciones compartan sus activos intangibles, les obliga a crear un idioma común, un contexto de confianza y compromiso mutuo y una infraestructura de comunicación que permita su eficaz explotación. Esto reconoce los beneficios derivados de la codificación parcial de ciertas expresiones de conocimiento tácito, puesto que mejora los procesos de identificación, transferencia, retención y explotación de las rutinas y procesos de carácter estratégico (Faucheaux, 1997; Khalil y Wang, 2002; García Muiña, 2004).
En ambas líneas de pensamiento subyace, pues, la relevancia del control/posesión y uso de conocimientos explícitos que complementen otros tácitos y específicos, lo que demuestra la mayor agilidad y eficacia en la coordinación de las relaciones entre los agentes y, por tanto, el potencial de estas estructuras de producción.
En coherencia con los planteamientos tradicionales de la Teoría de los Costes de Transacción, el enfoque más clásico de Recursos y Capacidades, reconocía el mayor potencial estratégico de los recursos específicos, difícilmente imitables, transferibles y sustituibles por otras organizaciones (Wernerfelt, 1984; Barney, 1991; Grant, 1991; Amit y Schoemaker, 1993; Peteraf, 1993). Por lo tanto, el hecho de transferir y explotar conocimientos entre distintas empresas -principio básico de los sistemas virtuales-, no debería ser fuente de ventajas competitivas según este enfoque de recursos.
Sin embargo, la evolución de esta teoría -Enfoque de Capacidades Dinámicas (Teece et al., 1997) y Teoría del Conocimiento (Nonaka, 1991, 1994; Nonaka y Takeuchi, 1995; Grant, 1996; Spender, 1996)-, reorienta el análisis hacia otras cuestiones relacionadas con los procesos de desarrollo y acumulación de conocimientos, y redefine los criterios para explicar el éxito organizativo. Así, éstos se alejan de los tradicionales de imitabilidad y sustituibilidad de los activos exclusivos de cada uno de los agentes independientemente considerados, para pasar a evaluar el grado de agilidad que dichos activos aportan a los procesos de adaptación del sistema virtual al entorno. En definitiva, el nivel de análisis se traslada desde una única empresa al conjunto de organizaciones que componen los sistemas virtuales.

Marco conceptual.
En la literatura no existe una definición única para referirse al fenómeno de la virtualidad, y cómo éste se puede aplicar a las empresas y su funcionamiento. En sentido literal, un hecho u objeto virtual se caracteriza como algo que existe aparentemente, pero que no es real[1] ; esta aproximación general a la virtualidad da una primera idea de qué puede implicar en el mundo empresarial -una empresa que parece existir de una determinada forma que no es tal-.
Alejándonos de aquellos enfoques que conciben la virtualidad empresarial como el simple uso de tecnologías de la información y las comunicaciones por parte de organizaciones tradicionales -perspectiva tecnológica de Noller (1997)-, todavía se observa una gran heterogeneidad de planteamientos entre aquellos trabajos que consideran que la virtualidad implica necesariamente la existencia de múltiples agentes que cooperan para explotar, de forma conjunta, una oportunidad de mercado -perspectiva estructural de Noller (1997)-. Según esta segunda perspectiva, los sistemas virtuales deben definirse como un mecanismo intermedio de organización de la actividad económica entre la jerarquía y el mercado (Sieber, 1997), especialmente interesante para el desarrollo de productos fuertemente innovadores y vinculados con las demandas particulares de los clientes (Hodge et al., 1998; Jones y Bowie, 1998).


Organizaciones Virtuales

En el ámbito organizacional, en los últimos tiempos, han cobrado importancia las relaciones internacionales, motivando el desarrollo de nuevas formas organizativas, siendo una de éstas las “organizaciones virtuales”. En este artículo se da a conocer en qué consisten estas organizaciones y cuáles son sus principales características. Además, se tratan dos aspectos importantes de considerar, concretamente, el contexto en el cual han surgido estas organizaciones y el concepto de “virtualidad”.
A través del tiempo las organizaciones han ido evolucionando, buscando en todo momento adaptarse a los cambios del entorno, para seguir existiendo en un mundo cada vez más competitivo.

Diversos autores plantean las causas que motivan esta evolución, siendo en el último
tiempo dos las más relevantes:

• La tendencia de una economía y mercado cada vez más global, lo que se relaciona con
internacionalización, globalización, mayor nivel de competencia y de exigencia de mejores productos (en lo posible a menores precios), lo que motiva o fuerza a las organizaciones a desarrollar nuevas habilidades y/o estrategias para responder en forma satisfactoria y seguir compitiendo en el medio.

• El fuerte desarrollo de las tecnologías de la información y comunicación, lo que se relaciona con el desarrollo de tecnologías que hacen posible apoyar en forma más eficaz y eficiente el desarrollo delas actividades de las organizaciones, facilitando la comunicación entre las personas, permitiendo el manejo de grandes volúmenes de datos, en general, apoyando su quehacer diario.

CONCEPTOS INICIALES

¿Qué es una organización?

La Real Academia Española define organización, como: “asociación de personas regulada por un conjunto de normas en función de determinados fines”.
Orero, A. (1985) establece que “la organización es un sistema abierto y artificial constituido por elementos y/o subsistemas humanos que con una estructura coordinadora, jerarquizada y formalizada, utilizan recursos materiales e intelectuales para conseguir llevar al sistema al estado deseado, materializado
por una serie de objetivos o fines comunes”.

¿Qué es virtual?

Para la Real Academia Española de la Lengua: “Virtual. (Del lat. virtus, fuerza, virtud). (1) Que tiene virtud para producir un efecto, aunque no lo produce de presente. Usado frecuentemente en oposición a efectivo o real. (2) Implícito, tácito. (3) (En Física) Que tiene existencia aparente y no real”.

Orero, A. y Criado, M (1998) plantean que el término “virtual” usualmente se utiliza para referirse a “algo” que aparentemente existe a pesar de la ausencia de algunos atributos distintivos. Así, por ejemplo, “la realidad virtual” o los “productos virtuales” no tiene una estructura física y sólo existen en los ordenadores. Para el observador la realidad o el producto “existe sólo en la mente, especialmente
como un producto de la imaginación”.

¿Organización virtual?!!!

Los signos de exclamación son para expresar la idea de que una “organización virtual” no debería existir, si se consideran las definiciones de “organización” y “virtual” dadas por la Real Academia Española, ya que surgiría una contradicción de conceptos. ¿Sería posible que una “asociación de personas regulada por un conjunto de normas en función de determinados fines” (organización) tenga una existencia aparente y no real (virtual)? Entonces, ¿existen las organizaciones virtuales? ¿cómo pueden existir?

¿Qué es una organización virtual?

La Organización Virtual o también llamada la Organización en Red, se basa en la contratación de empresas independientes para realizar aquellas actividades en las cuales son mejores asociándose en una red, que actúa como una sola empresa.
Las organizaciones virtuales tienen como objetivo principal la flexibilidad, y son muy parecidas a las organizaciones en trébol y en red. Son organizaciones orientadas al mercado, que se configuran como un conjunto de cadenas de valor relacionadas entre proveedores, clientes, competidores, otras organizaciones y la propia empresa.

Para poder comprender mejor toda la información debemos tener en conocimiento los medios por los cuales este tipo de empresa labora diariamente, es decir, las redes.

Definición de redes de computador

Una red de computadoras, también llamada red de ordenadores o red informática, es un conjunto de equipos (computadoras y/o dispositivos) conectados por medio de cables, señales, ondas o cualquier otro método de transporte de datos, que comparten información (archivos), recursos (CD-ROM, impresoras, etc.), servicios (acceso a internet, e-mail, chat, juegos), etc.
Una red de comunicaciones es un conjunto de medios técnicos que permiten la comunicación a distancia entre equipos autónomos (no jerárquica -master/Slave-). Normalmente se trata de transmitir datos, audio y vídeo por ondas electromagnéticas a través de diversos medios (aire, vacío, cable de cobre, cable de fibra óptica, etc.).


Comprendiendo todo nuestro contenido vamos a continuar con ejemplos comunes de estas organizaciones que nos topamos en el diario vivir.  Entre los primeros modelos de organizaciones virtuales podemos mencionar a mercados electrónicos como eBay (subastas directas), PayPal (pagos electrónicos entre empresas o individuos), que siguen un modelo de cooperación directa entre individuos o pequeñas organizaciones, supermercados online como Amazon (libros, electronicos, general), PeaPod (comestibles), NetFlix (películas), Skype, Vonage y Net2Phone (comunicaciones) banca online y toda clase de servicios profesionales y asistenciales a distancia.